domingo, 8 de marzo de 2009

Rumbo norte por la ruta de los Huicholes

Con las dos bicis en condiciones nos aventamos a un osado desafío. Estábamos ya cansado del DF, con ganas de reencontrarnos con "la marimbha" y "el falquiton", así que cargamos todas nuestras pertenencias sobre nuestros hombros y nos largamos a atravesar medio distrito federal en continuo pedaleo hacia la Estación Tasqueña de donde partían los buses a Tepoztlan.
Salimos desde el barrio de la Condesa, en el corazón del distrito federal, hasta con una guitarra en la mano. Luego de 40 minutos lidiando con la carga y el trafico de México, subimos el ultimo puente de la autopista que nos llevaba a la terminal sur, pero un desnivel en la bajada del mismo le hizo perder el equilibrio a mi compañero, quien venia haciendo malabares para no perder el control ni la guitarra, fue cuando todo salió despedido y mi compañero se encontró rodando en el asfalto caliente de la avenida de rápida circulación, intentando desesperadamente no ser arrollado por los famosos "peceros"(buses privados, que circulan sin ningún tipo de regulación estatal).
Luego del agónico viaje a Tepoz, nos reencontramos con la paz de este pueblito mágico. El "pelón" mas relajado que nunca y una Marimbha gigante en incontenible estado felicidad por el regreso de sus cuates(amigos).
Salimos de Tepoz con un grato chubasco que lavó nuestro bólido y una vez en el caos del DF, logramos atravesar el monstruo por la Avenida Insurgentes que lo corta por el medio, y como no podía faltar, también los "inservibles" hicieron lo suyo con investigaciones sobre nuestro poder adquisitivo para solventar las coimas habituales que exigen. Con paciencia y sin largar un peso llegamos en el medio de la noche a Teotihuacan.
El Valle de Teotihuacan fue un lugar sagrado donde habitaron grandes urbes Aztecas y luego Mexicas hasta la conquista española. Alberga numeroso templos y pirámides como también túneles subterráneos que los comunican entre si. Los mas destacados son el Templo del Sol y y la Pirámide de la Luna, ambos enfrentados y ubicados estrategicamente en relación a los puntos cardinales y la trayectoria de estos dos astros.
Ubicamos el Falcon en un bonito lugar, propicio para montar la tienda de campaña. Antes de cenar emprendimos la premeditada idea de subir de noche al Templo del Sol. Trepamos la malla de alambre olimpico y sus respectivos hilos de púas que protegen a esta gigante construcción de piedra de quien sabe que mal, como a las 2:00 de la madrugada. Uno por vez. Raúl cruzó primero y yo revolié a la Marimbha sobre los 2, 5 mts de alambrado. Una vez en brazos de Raúl, salió caminando como si nada, comprendiendo que la situación ameritaba una valentía propia de un perro callejero.
Ya dentro del parque privado comenzamos a caminar en medio de la noche, iluminados por la luna, y esquivando cuanta espina fuese posible en dirección al imponente símbolo de poderío de una civilización muy desarrollada.
Comenzamos el ascenso, y con Marimbha en la delantera alcanzamos lo mas alto de la pirámide del Sol. Sentados sobre el gigante apreciamos las montañas del valle, ahora todas iluminadas por los diferentes asentamientos aledaños, y curiosamente empezamos a sentir una fuerte energía que provenía de la pirámide, que hasta nos hizo sentir cierta vibración, como un leve movimiento imperceptible para los escépticos.
Saciadas las ganas de subir al Templo, volvimos al campamento a comernos unos chorizos al fuego, pero demasiado crudos para nosotros, fueron el festín de Marimbha que hambrienta como siempre los comió como recompensa de su coraje y esfuerzo en la aventura.
Bien descansados pedimos para sacarnos la foto portada de esta entrada y volvimos a la carretera desesperados por avanzar hacia el norte.

Con los últimos pesos, como siempre, llegamos al maravilloso poblado de San Miguel Allende, Estado de Guanajuato, ubicado al norte del DF, en el centro este del país. Este es un pueblito (en términos de localidades mexicanas, porque en realidad es gigante en comparación a las dimensiones de los poblados en Argentina.) que posee la característica de conservar todas las casas en muy buen estado desde la época de la colonia.
Todo muy ordenado, muy bien conservado, San Miguel es una localidad de rara mistura étnica. Con características de colonia española, alberga a 14.000 norteamericanos, artistas, jubilados, etc, que echaron raíces en la cuidad, pero lejos de adaptarse a México, hablan ingles como si fuera la lengua propia del lugar y ni se les cruza por la cabeza aprender español, por lo tanto la cuidad suena en ingles. Las cadenas norteamericanas de restaurantes y cafés se adaptaron al estilo arquitectónico del lugar así que se puede encontrar un MacDonal´s en una casa de piedra de paredes anchas, tirantes de madera gruesa y techo de tejas coloradas.



Apenas llegamos a San Miguel, salimos en busca de esa ayudita que siempre suele aparecer cuando la necesitamos y en un puesto de ventas ambulantes conocimos a Víctor, un camarada muy interesado en difundir cultura que habita una casa gigante a prestamos hasta que ésta se alquile. Violando el imperativo de sus dueños de no albergar a nadie mas, el abrió su corazón y con ganas de retribuir toda la ayuda que el recibió, nos hizo espacio en su morada.
Estuvimos unos cuatro días frecuentado un café de gringos donde encontramos el apoyo para seguir adelante, hacia el desierto y continuar sobre la carretera que tanto extrañamos en ese mes en el DF.
Camino al Real De Catorce, pueblo mítico por ser tierra de los indios Huicholes, decidimos pasar la noche en medio del mas crudo desierto bajo el Trópico de Cancer (el Falcon ya atravesó ambos tropicos). Antes del atardecer empezamos nuestra peregrinación por las áridas tierras espinosas de este lugar mágico y magnético, en busca del Hikuri (peyote).
Desde hace ya mucho tiempo, diferentes nacionalidades de viajeros nos han sugerido experimentar este ritual milenario que consiste en caminar por el desierto, como lo hacen los Huicholes, en busca de esta especie de cactus, que para ellos es mucho mas que eso.
El Peyote es considerado un espíritu, un verdadero Dios que a través de su ingesta supo salvar a esta comunidad indígena en épocas de sequías extremas y falta de alimentos basicos.
El mito cuenta que un grupo de expedicionarios huicholes salieron en busca desesperada de alimento y engañados por la ilusión óptica de ver un venado, clavaron sus lanzas sobre una abundante mata de arbustos. En un intento desesperado por salvar sus vidas decidieron comer estos cactus. El Hikuri produjo en los misioneros nauseas incontenibles, pero luego de este mal momento comenzaron las visones y al pasar la noche, la sed y el hambre habían desaparecido. Así fue que regresaron al poblado con el Hikuri en mano para compartirlo con su pueblo. Desde ahí que los Huicholes caminan esta ruta en busca del espíritu del peyote a quien respetan como a un Dios.
Cortar el peyote pasó a ser un delito federal salvo para la comunidad huichol, y su transporte o comencialización esta penada severamente por el gobierno mexicano. Se cree que este cactus tarda aprox. 30 años en desarrollarse por completo, y que debido a la visita constante de los curiosos como nosotros, podría estar en peligro de extinción.
Caminamos como una hora entre las espinas pero sin encontrar al preciado Hikuri, tal vez porque no había ninguno en el lugar o tal vez no lo vimos ya que no conocíamos bien su forma. Otra teoría es que el peyote te encuentra a vos, él te elige cuando estas preparado para la experiencia.
Antes de que caiga el sol encontramos este oasis perdido. Una inmensa laguna con bonitas playas en el medio del valle, pero rápidamente volvimos con el Falcon a hacer fuego, armar la carpa y prepararnos para una noche helada...
A las 5 de la mañana el frió era tal que ya no pudimos conciliar el sueño y nos limitamos a mantenernos pegados a Marimbha que temblaba como vara de paraíso.
El calor del sol fue una bendición para poder levantar campamento, estirar el cuerpo contracturado por el frió de la noche, y para continuar camino al Real de Catorce.


El Real de Catorce nos sorprendió con un túnel de 2, 5 km de largo que atraviesa una montaña, en el que se consumió la vida del pueblo durante 12 años para construirlo. El pueblo esta situado a mas 2100 mts sobre el nivel del mar, en una región sumamente seca.
Al llegar a la plaza central estacionamos el Falcon, y luego de una rápida y frustrada búsqueda de un contacto en el pueblo, decidimos no perder tiempo y seguir viaje a Monterrey, ya que el dinero se acababa y el Real no parecía un lugar propicio para la venta de camisetas.
En nuestro desesperado intento de llegar a Monterrey paramos en una gasolinera a vender aunque sea una camiseta para llegar a la cuidad. Esa era la meta, así que decidimos postergar la comida del día y todo tipo de gastos que nos impidiera pagar los peajes que nos separaban de la gran metrópolis industrial.
Ya de noche, conduciendo sobre una de las grandes vías de acceso a la cuidad, y delirando por un utópico recibimiento en manos de un alma bondadosa que nos de un techo y un plato de comida, se nos pone a la par un coche moderno, pero de la marca Ford. En eso se asoma un simpático padre de familia, que nos grita...aguante el Falcon locoooo!...como se la banca...no?
Enseguida nos orillamos y así conocimos al "Chinchu", un rosarino, "canalla"de corazón que enseguida nos preguntó si ya habíamos cenado y ante nuestra triste respuesta enseguida nos dijo...vamos pa' lo de mi viejo que acaba de abrir una pizzeria y todavía no ha vendido un carajo, yo los invito...
Con una sonrisa de oreja a oreja llegamos al barrio de Apodaca, al nuevo recinto de "Pizza Pack", donde agarramos al viejo "Cuqui" con las manos en la masa. Lejos de creer que veníamos de Argentina conduciendo un viejo y "madreado" Ford Falcon, "el Cuqui" abandonó la cocina para ver nuestro tesoro.
El resto de la historia se la imaginaran ustedes...,una vez adentro no nos sacan ni con espátula, así que ya llevamos mas de una semana con esta bondadosa y sencilla familia santafesina.
*El "Cuqui" en la cocina.
Dos por tres nos deleitamos con pizzas y empanadas, mientras tanto vamos a vender camisetas al barrio mas adinerado de toda latinoamerica, el barrio de San Pedro, en la sierra de Monterrey. La gente nos recibió con mucha amabilidad, salvo la policía que necesita justificar sus altos sueldos con una parafernalia infantil e injustificada, así que nos investigan y nos toman los datos cada vez que nos ven por el barrio, además del pedido de coima habitual al que todos están acostumbrados.
*El "Chinchu" gozando la paliza que le propició a Raul con el Inter de Milán, equipo favorito después de Rosario Central.

Hoy domingo amanecimos con la triste noticia de que habían abierto nuestro auto, nuestra casa, y nuevamente nos robaron el autostereo que tanto nos costó reponer. Recordemos que pasamos 4 meses de silencio en la carretera desde Antigua Guatemala hasta Playa del Carmen.
Enseguida el calor de hogar nos hizo olvidar el infortunio y nos pusimos a cocinar unos buenos ravioles, jugar a la Play Station III en donde Raul fue vapuleado incesantemente por el experto Chinchu y nos dedicamos a echar la hueva mirando futbol argentino.
Si bien estamos a solo 2 horas de los Estados Unidos, nuestra meta es llegar a Tijuana, que queda sobre la costa del pacifico de Mexico, por lo tanto nos queda atravesar de este a oeste todo el norte mexicano, bordeando el Rio Bravo a lo largo de mas de 2000 km para llegar al punto mas norte de Latinoamerica.
En unos dias saldremos para Chihuahua, y volveremos a buscar el Hikuri por el desierto, mientras tanto hacemos un llamado a la solidaridad: Si alguien desea colaborar con un stereo para nuestro carro, nuestro telefono celular es 9981341577, y nuestro mail sigue siendo banderalatinoamericana@gmail.com
Muchas gracias y Pura Vida para Todos!